lunes, 5 de octubre de 2009

Cristo del Valle, 2008

CAMINANTE, CRISTO DEL VALLE

Héctor Rodríguez Fariña

Mayo 2008


CAMINANTE,

caminando ahora vas

por las calles de mi pueblo, como antes,

cuando ibas por los caminos, las aldeas y las casas

de tu gente,

sanando a los enfermos,

llegando hasta sus almas, tristes y doloridas,

devolviéndoles la alegría de vivir,

dando luz a los ciegos,

paz y amor a todos.

Cristo del Valle,

gracias porque has vuelto,

te estábamos esperando,

¿sabes?

tenemos muchas cosas que contarte

y hoy caminando contigo

yo te pregunto

¿has encontrado entre nosotros la fe de otrora,

cuando éramos niños

y salíamos a tu encuentro

cantando y saltando tras de ti

por las calles de mi pueblo?

Yo quisiera saber,

y preguntar con el poeta otra vez

“¿somos los hombres de hoy

aquellos niños de ayer?”.(1)

Con los ojos clavados en tu imagen

nos íbamos preguntando

¿por qué le hieren?

¿por qué le ha salido todo tan mal cuando todo lo puede?

¿por qué deja que le atraviesen sus manos de lado a lado,

por qué deja que se burlen de él,

por qué le abren con una lanza el costado,

qué está pasando aquí,

puede o no puede?

He hallado la respuesta viendo,

al andar despacito tras de ti,

que tu cruz se iba haciendo luz para iluminar mi camino:

Cuando todo iba llegando al final le dijiste a tu Padre

“todo lo doy por bien empleado,

este es el momento que tanto he esperado”.

Y aquel final fue el comienzo de todo.

Es el morir de cada día lo que da sentido a la vida.

Ahora sabemos que cuando todo parece acabarse,

todo empieza de una forma nueva,

que cuando todo sale mal,

un poquito más allá todo irá bien.

Ahora sabemos que el cáncer no es el final

que el accidente que destroza el cuerpo no mata la esperanza,

que la injusticia y la opresión que destruye a los pueblos

no destruye el derecho a seguir luchando por la libertad,

que el estampido de la tierra y las furias del tsunami

nos hacen buscar la fuerza donde está:

en la seguridad de que nada nos falta porque la vida es eterna

y en la misma derrota hay ya una victoria.

Cristo del Valle, mira a tu alrededor,

y dinos si no es la fe, que se vive en el quehacer de cada día,

la que da sentido a nuestra vida,

que nos sostiene que nos ha traído hoy a ti,

y siempre que caminamos contigo.

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(1) http://www.poemasde.net/la-pedrada-jose-maria-gabriel-y-galan/

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